antenas móviles producen graves alteraciones

miércoles, 27 de mayo de 2009

Científicos valencianos realizan un informe contra la proliferación de la telefonía móvil

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cuadrop.jpg (1823 bytes) Científicos valencianos realizan un informe contra la proliferación de la telefonía móvil

Se han detectado roturas en el ADN, aberraciones cromosómicas e incremento del cáncer de cerebro

Vicente Martínez, Valencia.- Los efectos de las radiofrecuencias de las antenas móviles producen graves alteraciones en el electroencefalograma de los humanos expuestos a éstas, según un informe de alegaciones contra el Reglamento General de Telecomunicaciones referente a telefonía móvil que han desarrollado cuatro médicos valencianos del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Valencia y del Centro de Investigación del Hospital Universitario La Fe.

En el texto se describe que, los resultados de numerosos estudios «incluyen desde roturas en el ADN y la presencia de aberraciones cromosómicas a incrementos en la actividad oncogénica, reducción de la secreción de melatonina, alteración de la actividad cerebral y presión sanguínea, e incremento del cáncer de cerebro».

Los miembros que han elaborado el informe científico son los profesores de Física Aplicada de la Universidad de Valencia, Enrique Navarro y Joaquín Navasquillo; el jefe de sección del Centro de Investigación de La Fe, Claudio Gómez-Perretta y el facultativo especialista en Patología Celular, Manuel Portolés.

En el texto firmado por estos expertos valencianos se detalla toda la bibliografía sobre los efectos biológicos nocivos de las radiofrecuencias emitidas por el sistema GSM. En el muestreo de pruebas sobre los teléfonos celulares y sus estaciones bases se describe que los resultados «indicaron que presentaban doble incidencia para leucemia y ciertos linfomas».

En el citado informe apoya sus tesis en la decisión de la Corte Suprema de Nueva Zelanda que tuvo en cuenta «la evidencia epidemiológica de aparición de leucemia en niños». En otras pruebas analizadas por los doctores valencianos se concreta que varios ratones macho recién nacidos presentaron un incremento de mutaciones letales al ser expuestos a las radiaciones, de la misma forma que otro estudio demostró incrementaban tres veces el número de tumores de piel. Los autores del análisis consideran «que a pesar de que no hay evidencia de un umbral de exposición que garantice la exclusión de los efectos adversos para la salud humana debemos practicar la política de precaución según indica la Comisión de Salud de la Unión Europea. Por lo tanto, las recomendaciones actuales de la última década sobre valores límites de exposición son cuestionables y deben ser reconsideradas como de referencia preliminar».

Los científicos firmantes recomiendan un valor límite de 10 microwatios por centímetros cuadrados de radiación GSM.

PROBABLES EFECTOS NOCIVOS DE LAS ONDAS ELECTROMAGNÉTICAS


OBJETO
El trabajo que se expone tiene por objeto alertar sobre los posibles riesgos que las ondas electromagnéticas pueden significar para la población, en particular los efectos de las radiofrecuencias de la telefonía móvil.

ANTECEDENTES
Como es público y notorio, en los últimos años se ha producido un importante incremento en el uso de la telefonía móvil, que hace que este medio de comunicación sea utilizado por una gran parte de la población mundial.
Sin embargo, se puede apreciar que los avances, dentro de esta tecnología, están orientados especialmente a aumentar la calidad y variedad de los servicios que se prestan a través de este medio de comunicación, sin que la población tome conocimiento de los probables efectos nocivos que pueden llegar a tener las ondas electromagnéticas emitidas por este servicio.

Por tal motivo, se me ocurre de utilidad hacer una breve exposición de algunas opiniones sobre los efectos perjudiciales que estas ondas pueden provocar, a efectos de tomar conocimiento de los riesgos a los que nos estamos exponiendo.
Cabe aclarar que el tema en cuestión es aún materia de discusión, ya que el escaso tiempo transcurrido no ha permitido todavía obtener pruebas irrefutables de las dificultades que se mencionan. No obstante, existen estudios que sostienen la existencia de esos efectos nocivos, como así también otros trabajos que, si bien no la descartan totalmente, la relativizan por considerar que el riesgo de las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil es no significativo.
Hecha estas aclaraciones, voy a limitar la exposición a describir algunos comentarios relevantes respecto de las consecuencias negativas que podría tener este servicio, acorde con el objeto del presente trabajo.

En primer lugar, podemos mencionar un informe elaborado por médicos del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Valencia y del Centro de Investigación del Hospital Universitario La Fe, que indica que los efectos de las radiofrecuencias de las antenas móviles producen graves alteraciones en el electroencefalograma de los humanos expuestos a éstas. Describe el documento que los resultados de numerosos estudios “incluyen desde roturas en el ADN y la presencia de aberraciones cromosómicas a incrementos en la actividad oncogénica, reducción de la secreción de melatonina, alteración de la actividad cerebral y presión sanguínea, e incremento del cáncer de cerebro”.

El informe detalla la bibliografía sobre los efectos biológicos nocivos de las radiofrecuencias emitidas por el sistema GMS, y en el muestreo de pruebas sobre los teléfonos celulares y sus estaciones bases se describe que los resultados “indicaron que presentaban doble incidencia para leucemia y ciertos linfomas”. También apoya su tesis en una decisión tomada por la Corte Suprema de Nueva Zelanda, que tuvo en cuenta “la evidencia epidemiológica de aparición de leucemia en niños”.
Los autores consideran “... que a pesar de que no hay evidencia de un umbral de exposición que garantice la exclusión de los efectos adversos para la salud humana debemos practicar la política de precaución según indica la Comisión de Salud de la Unión Europea. Por lo tanto, las recomendaciones actuales de la última década sobre valores límites de exposición son cuestionables y deben ser reconsideradas como de referencia preliminar”, recomendando un valor límite de 10 microwatios por centímetro cuadrado de radiación GSM.

Otro de los antecedentes más completos sobre el tema se puede obtener de un análisis sobre los efectos de las ondas electromagnéticas efectuado por el Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Insular de Gran Canaria - Dr. Juan de la Bárcena -, donde asegura que éstas penetran en la cabeza hasta alcanzar una profundidad de varios centímetros, pudiendo afectar a estructuras internas, entre ellas a las del oído.


De la Bárcena expone su preocupación por la información pública sobre los efectos de la ondas radioeléctricas, diciendo que “Las administraciones responsables no están dando toda la información necesaria y global de todos los conocimientos que en la actualidad existen sobre la repercusión de las ondas magnéticas que originan la telefonía móvil” - en referencia al Ayuntamiento de Las Palmas -, ya que tratan el tema “... de una manera muy superficial y sólo se reconoce el aumento de temperatura a nivel del organismo”. Agrega que no le “... parece serio que aún se pretenda colocar más antenas de telefonía sin realizar un gran estudio que lleven a ubicarlas en determinadas zonas que puedan ser controladas perfectamente y que no expongan a los habitantes de casas, colegios, espacios donde se realizan tareas de ocio, es decir, en aquellos espacios que la legislación denominaron espacios sensibles, que en mi opinión, se deben extender aún más”.

Explica que la gente debe entender que cuando se dice que aumenta la temperatura de su cuerpo, “... se debe a que este absorbe las ondas magnéticas produciéndose una aceleración de las moléculas de nuestra sangre que al chocar unas con otras generan calor, si este calor no es controlado como sucede con órganos de poca vascularización, se traduciría en daño irreparable”.

Los daños se producen a nivel de globo ocular con la formación de cataratas, alteraciones en el desarrollo embrionario, abortos, quemaduras superficiales o profundas, incluso existiría la alta sospecha, sostenida por algunos autores, en la producción de tumores a pesar de ser ondas de baja frecuencia, no ionizantes, ya que las de alta frecuencia o ionizantes no cabe la menor duda de que producen estas alteraciones.

Sobre los argumentos para justificar la proliferación de antenas de telefonía móvil, Juan de la Barcena dice que existen puntos de vista diferentes de muchos científicos, que no son recogidos y cita los recientemente publicados por el departamento de investigación del hospital Ramón y Cajal de Madrid y otros.
También menciona la existencia de un estudio reciente publicado en el acta de otorrinolaringología española en el mes de mayo del 2005, en el que se estudia el efecto de la telefonía móvil en la audición. Este trabajo se realizó en un período de tres años entre jóvenes que utilizaban la telefonía móvil y otros que no. La audiometría “tonal liminar” efectuada en los dos grupos estudiados permitió establecer unos umbrales medios por vía aérea y compararlo. En ellos pudo observarse que la curva auditiva de la primera exploración resultó simétrica en ambos oídos. La efectuada a los tres años fue igualmente simétrica pero se observó que los jóvenes que habían utilizado la telefonía móvil tenían una elevación del umbral auditivo entre uno y seis decibeles, mientras los que no la utilizaban no presentaban ningún tipo de alteración. El trabajo termina diciendo que “... a fecha de hoy no es posible desligar el empleo de los teléfonos móviles con el daño auditivo”.

Enumera algunos autores que han estudiado los efectos sobre la salud de las ondas de telefonía:
Golmith ha publicado en la prensa científica que la exposición a la radiofrecuencia de las telecomunicaciones tiene efectos adversos para la salud humana, incluyendo el cáncer entre estos efectos.

Coghill y N.Cherry dicen que existen pruebas suficientes de que la exposición a niveles de emisiones de las ondas de telefonía muy por debajo de los establecidos como seguros, puede tener efectos adversos para la salud.

Andreas Varga, director del instituto de higiene de la Universidad Heidember (Alemania), señala que las emisiones de radiofrecuencia son peligrosas hasta 3 kilométros de distancia y que actúan sobre el organismo, pudiendo producir alteraciones del sistema inmunológico, modificar la glucosa en la sangre, alteraciones de la información genética así como aumentar las hormonas del estrés.

Autores españoles sostienen que la presencia de una antena cerca de nuestra casa o trabajo puede tener peligrosos efectos psicosomáticos.

Por último, voy a sintetizar los conceptos vertidos en un informe elaborado por el Centro Radio Amateur Neuquén, que afirma que la radiación indiscriminada de microondas que genera la red de telefonía móvil sobre la población, tiene efectos biológicos indeseables e introduce un riesgo inaceptable para la salud pública.

Al referirse a los efectos biológicos de la telefonía móvil, señala que la radiación de un teléfono móvil supera 3 millones de veces la radiación natural (Natural Sun), y durante su uso la antena emisora - receptora se sitúa literalmente pegada al cerebro. La emisión de microondas, muy cerca de nuestro cráneo, acelera nuestras ondas cerebrales al límite del estrés, y puede tener muchos otros efectos biológicos, como se señala más adelante.

En exposición continuada, a largo plazo, con el uso del móvil o expuestos a las antenas repetidoras, muchos científicos encuentran daños en la membrana celular (flujo de iones Ca, K, Na), efectos sobre el sistema inmunitario con pérdida de defensas, e incluso alteración del ADN, con destrucción de cromosomas, y rotura de enlaces simples y dobles. Se ha encontrado incremento de tumores en cobayos de laboratorio (animales de prueba); se ha relacionado el uso del móvil con el cáncer de piel, y puede ser causa de tumores cerebrales (permeabilidad cerebral); también se ha vinculado con el Parkinson y con el riesgo de potenciar o acelerar la aparición de la demencia de Alzheimer.

Los efectos biológicos dependen del tiempo de exposición a las microondas, aumentan linealmente con la potencia de la fuente de emisión (móvil o antena), y decrecen exponencialmente al aumentar la distancia entre el móvil o antena repetidora y la persona expuesta. Pueden aparecer con dosis de radiación muy bajas, a partir de 0,1µW/cm2 de potencia de radiación. Los estudios del biofísico Neil Sherry (Nueva Zelanda), encuentran efectos biológicos, con alteración del electroencefalograma a partir de sólo 0,01µW/cm2. Datos confirmados por las investigaciones del Dr. V. Klitzing (Alemania) que como especialista en Física Médica sitúa los umbrales de prevención entre 1 y 10 nanoWatios/cm2 (0,001-0,01µW/cm2).

Por su parte, los efectos neurofisiológicos a corto plazo muestran una clara correlación con el mayor uso de móviles o con una mayor proximidad a las antenas. Algunos de estos efectos son: incremento del estrés; alteración de ondas cerebrales y otros biorritmos; pérdidas de memoria, mente en blanco; dolor de cabeza persistente; insomnio y trastornos del sueño; ruidos y zumbidos de oídos, mareos y vértigo; palpitaciones y alteraciones del ritmo cardíaco; subida de presión sanguínea; calentamiento de los tejidos cercanos al oído y a la córnea del ojo, con aumento del riesgo de sufrir cataratas; eritemas en las zonas de piel expuestas directamente a las radiaciones; además de toda una serie de malestares difíciles de definir, que la medicina califica como distonías neurovegetativas, el nuevo Síndrome de las Microondas.
Todos somos sensibles a las microondas, pero el peligro potencial frente a los campos electromagnéticos es mayor para la "población de alto riesgo", como embarazadas, bebés y niños que presentan un peligro estadístico mucho mayor (hasta en centenares de veces).
El riesgo también se incrementa en enfermos, ancianos y, más aún, en las personas ultrasensibles, el colectivo de "alérgicos a la electricidad" que puede presentar respuestas biológicas con dosis de radiación hasta mil veces menores.

Respecto al marco legal en electromagnetismo, resalta el informe que actualmente ,la mayor parte de la comunidad americana sigue la norma NEV 50166-2, según los criterios del ICNIRP (International Comission on Non-Ionizing Radiation Protection). Este organismo, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, OMS, recomienda como límites de densidad de flujo de potencia 450 µW/cm2 para radiaciones continuadas de 900 MHz, y de 900 µW/cm2 para la de 1.800 MHz. Pero Suiza, siguiendo el ejemplo de Italia, China o Rusia, ante las evidencias científicas de riesgo sanitario para la población, aplica de manera preventiva, y mientras progresan las investigaciones, una normativa de electromagnetismo más restrictiva, que reduce por 100 los valores aceptados por el ICNIRP. La Oficina Suiza de Medio Ambiente ha fijado provisionalmente el límite de exposición humana para la red de telefonía en 4 µW/cm2 (julio 2002).
En la Resolución de Salzburgo (Conferencia internacional sobre Emplazamiento de Emisoras de Telefonía Móvil, Ciencia y Salud Pública, junio de 2000) se da un paso más, recomendando un valor provisional máximo de 0,1µW/cm2 para las estaciones base GSM. Estos límites no son aceptados por la OMS, a través del ICNIRP, por calificarlos de arbitrarios.
Ante el vacío legal y normativo existente en nuestro país, varios municipios han pedido al CONICET la realización de un Mapa de Radiación de microondas, o solicitado asesoría técnica para la elaboración de ordenanzas que limiten la proliferación de las antenas repetidoras, siguiendo el ejemplo de Orán, Provincia de Salta (único ejemplo hasta el momento), que han publicado bandos u ordenanzas locales que limitan o excluyen las antenas repetidoras en sus municipios.
Ante la disparidad de criterios existente, y con la experiencia de múltiples sustancias o actividades pretendidamente inocuas, que luego se han mostrado malsanas (amianto, numerosos pesticidas inicialmente inofensivos y luego prohibidos, alimentar a las vacas con piensos cárnicos, medicamentos que luego han provocado graves malformaciones, uranio empobrecido...) los autores entienden que lo único razonable es un enfoque que prime la salud de los ciudadanos antes que los intereses económicos de las empresas.

Así concluían los expertos independientes británicos cuando dieron a conocer su informe para el Ministerio de Sanidad de Reino Unido en mayo de 2004: "recomendamos que se aplique el principio de prevención en el uso de las tecnologías de telefonía móvil hasta que se disponga de mayor y más fundamentada información científica sobre sus efectos sobre la salud".
Consecuentemente, dado el riesgo evidente, debemos usar el móvil lo menos posible, limitando el número de llamadas y su duración. Si no hay más remedio que usar un móvil, los analógicos son más aconsejables que los digitales (GSM). Debemos elegir un modelo de baja radiación -las potencias de emisión suelen oscilar entre 0,6 y 2 W- y considerarlo un teléfono de emergencia. Es aconsejable alejarlo todo lo posible de la cabeza al hablar (accesorio manos libres), así como el uso de mensajes escritos, por su breve emisión radioeléctrica y por la distancia de lectura.
Cuando no se use (stand by), mantener el teléfono alejado del cuerpo, y evitar llevarlo permanentemente cerca de los genitales, riñones, corazón, ojos o cerebro. No usarlo dentro de edificios, pues aumenta la potencia de radiación al tener que atravesar estructuras densas. Debe evitarse su uso en lugares públicos, para evitar la irradiación involuntaria al usuario pasivo. Es importante impedir la venta y promoción del teléfono móvil a los jóvenes, evitando su uso por los niños, por su mayor sensibilidad.

En el mismo sentido, debemos evitar permanecer cerca de las antenas repetidoras, por la gran potencia y la larga duración de la exposición. Si residimos cerca de una antena repetidora, es preciso medir con precisión la radiación efectiva recibida por las personas (densidad de potencia), con aparatos homologados de alta sensibilidad a cargo de un experto, que puede medir “in situ” la radiación de microondas y sugerir las medidas necesarias. Ante la amenaza omnipresente de las antenas, podemos instalar pantallas de protección para las microondas, dado que la mayor parte de la radiación de la red de telefonía móvil penetra por las ventanas.
Resulta de vital importancia realizar, a nivel del estado, un Mapa de Radiación, que permita planificar el crecimiento urbanístico en armonía con la red de telefonía, introduciendo criterios sanitarios y, especialmente, evitar las antenas repetidoras cerca de guarderías, escuelas, hospitales y centros similares, donde se encuentra la población más sensible. Es preciso establecer distancias de seguridad siguiendo las más avanzadas normativas internacionales: mientras la Unión Europea propone una distancia mínima de seguridad -sin presencia humana- alrededor de las antenas de 58 metros, en Toronto (Canadá) son 200 metros, 300 metros en Bélgica y 500 metros en Australia. En este momento, en Argentina se autorizan las antenas a 5 metros de la ventana de una vivienda, y la nueva normativa en estudio del gobierno Argentino, propone aumentarla a 10 metros, lo que es claramente insuficiente para garantizar la salud pública.

CONCLUSIONES
Como ya se aclarara precedentemente, la diversidad de opiniones en la materia no permite saber, a ciencia cierta, sobre la existencia o no de efectos nocivos provocados por las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil.
Esta circunstancia, sumado a la gravedad de las lesiones que podrían causar y al carácter irreversible de las mismas, generan la necesidad de seguir investigando sobre el tema, y mientras tanto adoptar políticas de precaución, como ser :
 Monitoreo constante de la administración de telecomunicaciones para supervisar el cumplimiento de los límites máximos permisibles de radiación por parte de las estaciones bases;
 Uso de cercas de protección para las antenas de estaciones bases, para evitar el acceso por parte de niños a las cercanías de las mismas;
 Limitación de la potencia usada por los operadores de telefonía móvil al mínimo necesario para cumplir con los objetivos de calidad del sistema;
 En el caso de los teléfonos móviles, dado que los niveles de exposición a los campos electromagnéticos es más elevado que el de las estaciones de base y hay mucha investigación en curso, el cuidado debe ser mayor;
 No se debe promocionar el uso de los teléfonos móviles para menores de 16 años;
 Es necesaria una adecuada política de comunicación de riesgos.


Lic. Héctor E. FIORE Diciembre de 2006




Bibliografía
http://sisbib.unmsmedu..p/BibVirtualData/publicaciones/consejo/boletin56/a04.pdf
http://medynet.com/elmedico/noticias/2001/02/09/n8.htm
http://argentina.indymedia.org/news/2004/12/243319.php
http://www.canarias7.es/impresa/articulo.cfm